¿Cómo detectar y tratar la otitis canina?
26 de Diciembre,2019

¿Cómo detectar y tratar la otitis canina?

Tiempo Lectura: Rápida 2 min.

Por: Equipo Edupet Santiago 

La otitis en perros es una enfermedad bastante común. Puede llegar a ser muy dolorosa y potencialmente grave, por eso es importante pesquisarla cuanto antes para poder tratarla.

¿Qué es la otitis?

Técnicamente, la otitis es la inflamación de una parte del oído (llamada epitelio, la zona que recubre el conducto auditivo).

La más común es la otitis externa y afecta a la parte del conducto auditivo que va desde el tímpano hacia el exterior (conducto auditivo externo), donde se produce un estrechamiento de este conducto, generando un ambiente en el que diferentes microorganismos aprovechan para desarrollarse. Si no se trata a tiempo y la infección pasa a través del tímpano puede evolucionar en una otitis media o interna, agravando el manejo y el pronóstico.

Para tratar la otitis, lo más importante es descubrir sus causas y abordarlas. Si no, es imposible curar definitivamente la enfermedad.

¿Qué causa la otitis canina?

La otitis en perros suele tener una causa primaria, varias causas perpetuantes y diversos factores predisponentes.

Se llama causas primarias a aquellas que, por sí solas, pueden provocar la enfermedad. Las más comunes son: alergias, parásitos (principalmente ácaros), agentes infecciosos, cuerpos extraños (espigas son muy comunes), y otras causas en las que se incluyen trastornos hormonales, pólipos y tumores.

Factores perpetuantes de la enfermedad son aquellos factores que agravan la otitis o que impiden su curación definitiva. Las principales son los hongos y bacterias que pueden acumularse en el conducto auditivo y que aprovechan la debilidad del oído alterado para colonizarlo y perpetuarse en él.

Causas predisponentes son aquellas condiciones que facilitan que la enfermedad se desarrolle. Las más comunes son: orejas caídas y pelo largo, conductos auditivos estrechos, exceso de humedad en el conducto auditivo (por eso hay que tener mucho cuidado al bañar nuestros perros), temperatura ambiental elevada, obstrucción del conducto, y enfermedades que afectan a la salud general. Dentro de las razas más predispuestas suelen estar los de orejas caídas, como los Cocker Spaniel, y los de conducto auditivo estrecho, como los Shar Pei.

¿Cómo detectamos la otitis?

Signos de dolor en la zona de las orejas; ladeo de cabeza; irritabilidad o  agresividad si nos acercamos a sus orejas; secreciones abundantes del oído oscuras (o pus) y olorosas; enrojecimiento de las orejas; costras en el oído externo; sacudidas constantes; rascado intenso; pérdida de pelo alrededor de la oreja, y malestar generalizado

En el caso de la otitis canina media e interna pueden darse signos más graves aún, ya que la infección puede llegar a afectar el sistema vestibular del perro (el que controla el equilibrio) y también el sistema nervioso.

¿Cómo tratamos la otitis?

Lo primordial es descubrir la causa primaria, pues si no se diagnostica correctamente, la inflamación no desaparecerá de forma definitiva, y puede volver una y otra vez. Debemos tratar en paralelo la causa primaria y la propia otitis. Por ello siempre es necesario que sea un veterinario, quien luego de un correcto diagnóstico (que generalmente incluye evaluación con un otoscopio, y tomar muestra para exámenes de laboratorio)  paute un tratamiento personalizado.

Cómo prevenir la otitis en perros

Lo mejor para prevenir la otitis canina es mantener los oídos del perro siempre limpios, secos y despejados de pelo. Revisar asiduamente los oídos del perro para comprobar que no haya ningún cuerpo extraño, y revisar que los oídos no acumulan demasiada secreción ni un olor desagradable. Secar siempre los oídos bien después de los baños.

Nuestros Consejos

Mantén una relación cercana con tu veterinario, y acude de inmediato si sospechas que tu perro tiene otitis.

NUNCA limpiar los oídos con bastoncillos (cotonitos), pues podemos romper el tímpano y causar un problema mucho más grave.

NUNCA realizar un tratamiento sin diagnóstico ni indicación veterinaria. Podemos empeorar el problema y comprometer la salud y vida de nuestro perro.